Probablemente habéis pasado las primeras horas del primer día del año escuchando
música. Fuera consciente o casual, pensamos que es una manera genial de entrar con buen pie, tanto por si bailábais a la vez, como por la
sonrisa de oreja a oreja que os produciría. Y como la sonrisa es algo que se devuelve, al son de la canción se produciría una contagiosa cadena de alegría...
¡fabulosa forma de comenzar algo!, ¿no os parece?
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